El encargo consiste en tomar algún objeto de nuestro interés y descontextualizarlo, es decir, despojarlo de su función cotidiana e incorporarle una nueva, trabajándolo a su vez en forma de módulo.
En lo personal escogí para ello el corchete como elemento constructivo, puesto que su materialidad visualmente nos lleva aparentemente al mundo de la industrialización, la cual se ha querido obviar un tanto más armando con las grapas – y un cierto grado de obsesión personal – una especie de ciudad muy sistemática y rígida. La materialidad de la base, muy similar a la del corchete, se debe a que la pseudos ciudad nace o brota a partir de una superficie con características que le son pertinentes.
En contraposición a épocas anteriores, el sistema de nuestra sociedad actual nos impide establecer ciertos vínculos de inmediación con los habitantes que compartimos en nuestro diario vivir. Lo anterior se ve manifestado en la sorprendente acción que ejerce sobre nosotros hoy en día el acelerado mundo en que vivimos, causando una urbe calada en la indiferencia y la frialdad.
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